Cuando la fotografía te sorprende...¡y en grande!

Corría el año 2013 cuando mi hermano y un amigo sabíamos que la Jornada Mundial de Joventud, semana trascendental para los jóvenes de todo el mundo, se haría en Río de Janeiro (Brasil). ¿Qué significaba? Ni más ni menos que la posibilidad de viajar a la ciudad carioca para conocer sus maravillosos rincones naturales y culturales pero aún mayor, poder presenciar la cercanía del Papa Francisco, con el jolgorio de haber sido pronunciado pocos días antes. 

Los preparativos ocurrieron meses antes por motivos lógicos a un viaje en el exterior, sumándose la chance de tener un lugar como Reportero y Fotógrafo Oficial de la JMJ, lo cual, gracias a Dios, fue así. Ni bien supimos que desde la organización nos acreditaron con tal fin, la alegría se apoderó de nosotros y ya no era lo mismo por más que el destino no había cambiado. Jamás nos esperábamos tal suceso; por mi parte, la fotografía abría un nuevo sendero por vivir con todos los desafíos que nacían, qué aventuras vendrían y cuantas personas por conocer de otros rincones del mundo.

Llegada la fecha, no solo conocimos al mejor anfitrión que nos hospedó con sencillez y calidez (su nombre es Samuel, conjunto a su familia) sino que, las sorpresas fueron mucho más grande de las imaginadas: estar a metros de Francisco, y cuando menciono metros no sobrepasaron los 5 o 6m. Alrededor de fotógrafos de diarios importantísimos de Argentina, haber hecho el click que me marcó para siempre luego de horas de incertidumbre bajo la lluvia, fue la confirmación de que esta disciplina colma de satisfacción, nutre la felicidad y no hay ninguna semejante. 

La historia es larga y hay muchas anécdotas, relatos, vivencias por contar que con gusto, en algún pasar por algún otro medio, lo volvería a contar. Si tienen dudas si la fotografía es un medio que da vida, sugiero experimentarla por ustedes mismo para ver que sí.